domingo, 17 de agosto de 2008

JAVIER BURGUILLO, ANTIGUO RESIDENTE DEL COLEGIO MAYOR PEÑAFIEL, NOS CUENTA...

Un saludo desde Londres a los chavales del Colegio Mayor Peñafiel. Me llamo Javier Burguillo y viví en el Colegio Mayor Peñafiel al comienzo de mis estudios universitarios, entre 1998 y 2001. Todavía conservo un “2000” de papel charol que adornaba una de las tartas de aquel año.
Ahora estoy disfrutando de una estancia de investigación en Inglaterra y, entre bibliotecas y archivos, me encuentro con Cosgui. Nos vamos al ‘Anchor’, la taberna donde Shakespeare celebraba el estreno de sus comedias, y, ordenata en ristre, como buen estudiante de periodismo, comienza su entrevista.

C.- ¿Cuáles son los momentos que más recuerdas de tu estancia en el Colegio Mayor Peñafiel?
B.- Son cientos, claro, pero te diré algunos. En las jornadas de periodismo, por ejemplo, disfruté mucho y, principalmente, perdí algo de “boina”. También recuerdo las temporadas de exámenes, las horas de estudio en “Japón” y la cara de los de Industriales cuando estudiaban fluidos mientras yo disfrutaba con Cervantes. Fue memorable también el día que trajimos a José Hierro –Valentín y yo le llamábamos Pepe–. Creo que el de Peñafiel fue uno de sus últimos recitales. ¿Te acuerdas de cuándo organizábamos los ciclos de cine? Un año llevamos a medio Valladolid al cine a ver ‘Bailar en la oscuridad’. Pero, sin duda, lo que más recuerdo son las comidas en el parterre y las tertulias.

C.- Aparte de las horas de estudio y los eventos culturales, también habría tiempo para el deporte…
B.- Por supuesto. Por entonces no había paddle ni “gaitas” de esas. Jugábamos al fútbol, once vs. once, una vez a la semana, y aunque hiciese sol. También era frecuente que saliesen partidos de futbito en la pista de frontón. De hecho, al principio de curso organizábamos un campeonato. Cada colegial formaba un equipo con gente de su clase. Yo tenía siempre buen equipo, pero nunca ganaba. Supongo que los de “ciencias” harían trampas.

C.- ¿Tenías algún encargo especial durante tu etapa en Peñafiel?
B.- Sí, varios. ¡Quién no los tenía! El que más me gustaba era el de Biblioteca. Era tan “interesante” para mí que nunca conseguí tenerla ordenada del todo. Siempre había algún libro que me llevaba por delante todo el tiempo y no me dejaba terminar. Había una edición magnífica de ‘La vida nueva’, y la colección completa de las aventuras de Hornblower.

C.- Para acabar, dime cuatro cosas que eches de menos de tus años en Peñafiel.
B.- La gente, por supuesto; las meriendas en primavera y en junio, a comienzos del verano; y las guitarras.

C.- Falta una, Burgui.
B.- ¡Ah…! Y la risa de Valentín.